DEMOLICION

Hace pocos días nuestro querido Joseba Asiron, alkate jauna, anunciaba el cambio de nombre de la, hasta ahora llamada, Plaza del Conde de Rodezno de Iruñea por el de Plaza de la Libertad. Era su deseo el denominarla Plaza de Serapio Esparza, autor del proyecto del ensanche pamplonés en los años veinte del pasado siglo, pero con el  animo conciliador que le caracteriza, ha tenido que ceder a las presiones de los representantes de la pseudo izquierda, a los que rápidamente se sumaron el resto de fuerzas “nacionales”.

Ahora cuando un visitante anónimo se acerque a la citada plaza y pregunte: ¿ y eso de ahí que es? habrá que contestarle que se trata del monumento levantado en recuerdo y conmemoración de los muertos en la Guerra de Liberación ( así la denominaban sus promotores) de 1936, muertos solo de los vencedores. Y allí están enterrados ( más correctamente enmarmolados) sus principales valedores, Mola y cía.  Liberar: dar o poner en libertad, define el diccionario.

Pero, ¿ de qué libertad me estáis hablando?,  palabra con la que a tantos se les llena la boca.

Casi al unísono de la que yo creía iba a ser una decisión polémica, que inanio soy, se producía allí mismo una violacion de la libertad, en este caso de la libertad de expresión. La exposición de una obra ( performance le llaman ahora), aunque para algunos sea de muy mal gusto, ha provocado actos violentos en contra de la denostada libertad.

A un reconocido defensor del patrimonio, en sus más amplias acepciones, como yo, la palabra demolición le chirría un poco en la mente. Sin embargo en años recientes algunos no tuvieron ningún pudor en demoler el Palacio que fue de nuestros reyes, las entrañas de la Plaza del Castillo y los  valiosísimos restos de nuestra memoria histórica que contenía, o el Euskal Jai, emblema de nuestro juego de pelota. Unos pocos años antes se habían demolido también sin pudor  ni protestas, decenas de edificios del ensanche con apenas cincuenta años de historia, por cierto incluyendo iglesias y conventos.

Serapio Esparza había concebido el espacio, abierto al soleado mediodía, mirador al sur de la ciudad y al pobre  lo castigamos hoy al patio trasero. Para mi no habrá libertad mientras exista el mamotreto que cierra la plaza por el sur. Mientras tanto seguiré acordándome del conde rodezno o de los caídos. Demolición. Askatasuna.

Víctor Manuel Egia

 

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1977. Derribo del Convento de las Carmelitas en la Carretera de Estella. Foto P.Sarobe