El reloj del Ayuntamiento de Iruñea

Aunque desde hace años expuesta al público en un local municipal, la maquinaria del reloj que hasta 1991 y durante 150 años marcó la hora en la fachada del Ayuntamiento de Iruñea, acaba de trasladarse a la Sala de Exposiciones del Planetario de esta capital, formando parte de una muestra pública temporal.

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La maquinaria completa del reloj municipal. Foto: X. Alvarez Yeregi

El antiguo reloj de la Casa Consistorial de Pamplona, es uno de los llamados relojes monumentales de torre, que generalmente se ubican en edificios públicos o campanarios. Estos relojes son habitualmente de los llamados de péndulo, cuya  fuerza motriz es la propia gravedad de un contrapeso que cuelga de una cuerda enrollada en un cilindro. El movimiento, periódicamente uniforme, de este cilindro se transmite al engranaje interno, que mediante un sistema de ruedas y piñones dentados, lo transformará en el lento movimiento de las agujas. El reloj se monta sobre dos planchas de latón, llamadas platinas, las cuales están entre sí unidas por cuatro columnas, sirviendo de cojinete a las ruedas dentadas y piñones. Frente a la platina, que se halla opuesta al péndulo, se coloca la esfera con sus agujas que queda vista al exterior del edificio.

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La esfera y las pequeñas campanas en la cúspide de la Casa Consistorial de Iruñea Foto: jcgeocacher.blogspot.com

No tenemos documentación exacta de la fecha de colocación en la Casa Consistorial de Iruñea del reloj expuesto ahora, aunque por datos indirectos la podemos suponer hacia el año 1850. Si es conocido el año, 1991, en que fue sustituido por un ingenio de tecnología más avanzada y precisa, de tipo mecánico-electrónico. Desde entonces la maquinaria ha estado expuesta en el atrio del edificio municipal de la calle Zapatería  40. Tampoco la actual esfera de polimetacrilato es la original, que era de vidrio pintado, y fue sustituida en 2011. Sin embargo, era habitual en la época de su construcción que, el artesano relojero que realizaba la máquina, dejara constancia escrita o grabada de su autoría y del año de construcción. Así podemos saber con certeza que el reloj del Ayuntamiento de Iruñea fue realizado en 1827 por el relojero de Betelu, Juan Manuel Yeregui, como así quedó escrito en la esfera de su maquinaria. Juan Manuel es el segundo miembro de una conocida saga de artesanos relojeros, iniciada por su padre en el siglo XVIII y que ha sido continuada por sus descendientes hasta años recientes.

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La firma del autor y la fecha de la construcción del reloj en la esfera interna                  Foto: X. Alvarez Yeregi

Francisco Yeregui nació en Leitza el año 1760, y en un principio trabajó de «zurgin» (carpintero). Dedicado a este oficio, cuentan que tras examinar minuciosamente el reloj de la parroquia de su pueblo y guiado únicamente por su ingenio innato, construyó su primer reloj, hecho todo en madera. Esta máquina daba las horas y medias sin repetición, y con él acudió a una exposición en Pamplona. El reloj de Yeregui, por su perfección y originalidad, atrajo la curiosidad de los versados en esta clase de trabajos, aunque se cuestionó que la madera no era un material adecuado para la durabilidad y exactitud de un mecanismo que requería de gran precisión. Animado por este éxito inicial, decidió aprender el forjado de hierro y dedicarse a partir de entonces a la construcción de relojes de hierro. Para ello tuvo que dejar familia y oficio y trasladarse durante dos años a una herrería de Arruitz en Larraun, para aprender e iniciarse en el oficio. Tras este período de aprendizaje, nuestro artesano volvía a Leitza dedicándose a forjar el hierro con destino al balconaje, a hacer diferentes aperos de labranza y útiles de cantería; pero de manera particular prestaría la atención a la construcción de relojes. El primer reloj del cual tenemos noticia, construido por Francisco Yeregui es el destinado a la iglesia parroquial de Betelu. La escritura-contrato es de 15 de abril de 1796 y por el precio de 86 ducados debía estar colocado en su sitio, para el día de San Pedro. Apenas dos meses para que el leitzarra realizara un reloj de péndulo real, con sus ruedas de bronce, ejes torneados y cuerda para veinticuatro horas. Como curiosidad, además de las horas y las medias, el reloj daba treinta y tres campanadas a las tres de la tarde, recordando a diario, la hora y la edad de la muerte de Cristo. El reloj de la iglesia de Betelu, financiado a medias entre la iglesia y los vecinos del pueblo, estuvo en funcionamiento hasta 1962, en que fue sustituido por otro más moderno. Es de hacer notar en este sentido, que los relojes a pesar de estar colocados en las torres de las iglesias, a diferencia de las campanas, poseen un carácter más civil que eclesiástico y habitualmente son los vecinos del lugar los que solicitan la construcción de un reloj nuevo o el arreglo del antiguo. Hay que tener presente que, en pequeñas y medianas localidades, las iglesias y anteiglesias han sido utilizadas por los vecinos y sus representantes para sus reuniones y juntas financiando también, en muchos casos, su construcción o arreglos. Es en las grandes ciudades donde las autoridades civiles colocan relojes públicos en sus edificios consistoriales, como es el caso que nos ocupa en el Ayuntamiento de Iruñea. Francisco Yeregui, instalado ya permanentemente desde 1796 en Betelu, en la casa Etxetxo en cuyo bajo tenía su fragua, realizó posteriormente relojes para las iglesias de Inza, Egiarreta, Iabar o Burlata.

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Betelu. La actual casa Yereguienea construida por los Yeregui en 1856, según consta en la forja de los balcones. En su parte posterior se encuentran algunas ruinas de la primitiva casa Etxetxo. Foto: X. Alvarez Yeregi

Su hijo Juan Manuel, nacido en Leitza un año antes de este traslado familiar a Betelu, fue el continuador del oficio de relojero en la familia Yeregui. Refiere el prestigioso etnógrafo Juan Garmendía Larrañaga en uno de sus trabajos que: entre los relojes construidos por este artesano está el de la parroquia de San Lorenzo, de Pamplona y el que desde el 1849 (año siguiente al de su muerte) se puede contemplar en la fachada del Ayuntamiento de la capital navarra. Se ha especulado en este sentido sobre que el reloj construido por Juan Manuel en 1827, fuera instalado inicialmente en la Torre de San Lorenzo y posteriormente trasladado al edificio municipal a finales de la década de los cuarenta del siglo XIX. Como la de San Nicolás, la iglesia de San Lorenzo de Iruñea situadas ambas en la propia muralla, constituían una estructura conocida como torre-iglesia y tenían un importante valor desde el punto de vista defensivo. Efectivamente si observamos la fachada de la iglesia-torre de San Lorenzo anterior a la actual de 1901, excepto en su portada de estilo borrominesco, su aspecto es mucho más de torre defensiva que de iglesia, austera estructura cúbica de sillarejo y con apenas unos pequeños vanos. Victor Hugo en la descripción de su viaje a Iruñea en agosto de 1843 hace notar la presencia de una gran grieta en la parte alta de la torre. Parece ser que, en el levantamiento del general O’Donell en 1841, la torre fue bombardeada desde la Ciudadela, produciéndose un importante deterioro en su parte superior. Es quizás por esto, y de esto si hay constancia documental, que en 1850 la altura de la torre fue rebajada varios metros, hasta dejarla con la altura que se observa en la fotografía adjunta. Fue quizás al producirse esta reforma cuando el reloj fue trasladado a la Casa Consistorial en donde permaneció hasta 1991, aunque como decimos solo es una suposición.

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La primitiva torre-iglesia de San Lorenzo de Iruñea en 1879                                                  Foto: Roldán. Colección Arazuri.AMP

En el intento de resolución de este dilema histórico, trabaja intensamente desde hace unos años la asociación Yeregui Elkartea. Formada en torno a algunos descendientes de la prolífica familia de relojeros Yeregui, la conservación, arreglo y opcionalmente puesta en marcha de estos viejos relojes de torre y, la divulgación o exposición de los mismos son parte de su valiosa actividad en torno a nuestro patrimonio.

Fuentes:

  • Xabier Alvarez Yeregi, de la asociación Yeregui Elkartea.
  • Garmendia Larrañaga J. (1970). “Artesanos y relojeros”. Cuadernos de Etnología y Etnografía año 2 nº5 Pamplona
  • Mendioroz A., Diaz Ereño G. y Paredes C. ( 1991) “Noticias sobre maestros campaneros y relojeros en Navarra durante el siglo XIX” Revista Príncipe de Viana año 52 nº 191 Pamplona