El trinquete Jayan Jai de Lekunberri
Cien años del trinquete de Lekunberri. Uno de los primeros frontones cubiertos, el Jayan jai celebra un siglo de pelota y mucho más.
Un reportaje de Nerea Mazkiaran publicado en Diario de Noticias el 15 de noviembre de 2019
El Jayan Jai, el trinquete de Lekunberri cumple 100 años, un centenario que el Ayuntamiento quiere celebrar por todo lo alto mañana sábado. Por la mañana, a partir de las 10.00 horas habrá partidos de pelota y, por la tarde, a las 16.00 horas, será el homenaje a los familiares de los fundadores y pelotaris que han jugado en el Jayan Jai, con aurresku, y dantzas con Tirikitrauki Dantza Taldea. Continuará con partidos de pelota a mano, xare, paleta argentina femenina y paleta cuero.
La construcción de un frontón cubierto fue todo un acontecimiento en la zona, como señala Inma Etxarri, técnica de cultura del Ayuntamiento de Lekunberri que ha reconstruido la historia del trinquete en hemerotecas y archivos. “No fue a iniciativa del concejo sino de trece vecinos entre los que se encontraban Anastasio Mazo, Juan Juanmartiñena, Pedro Saldise, Agustín Madoz, Lorenzo Hernandorena, Rafael Arguiñena, Odón López, Patricio López y Matías Astiz”, apunta Etxarri. Entre los 13 pagaron las obras que costaron 30.000 pesetas de entonces. “El pueblo les debía devolver el 50% en 30 años”, observa. Su inauguración fue el 12 de octubre, día grande de las fiestas del Pilar, con un partido en el que se enfrentaron Oyarbide-Valcarlos a Fernández-Satrústegui, figuras del momento. La entrada costó una peseta.
“Desde el principio funcionó de maravilla con muchísimas actividades”, apunta Etxarri. Y es que además de grandes citas pelotazales, fue escenario de apuestas de herri kirolak, mítines, comidas de hermandad e incluso sala de fiestas, un espacio que aportó emoción y color en aquellos años grises del franquismo. Lo cierto es que dada la meteorología de la zona, se agradecía contar con un espacio a cubierto. El Pensamiento Navarro cuenta que en 1921 “es tal el incremento que de un año a esta parte ha tomado la afición del juego de la pelota en esta localidad y pueblos de la comarca, que el anuncio de un partido es suficiente para que se congreguen cientos de personas a presenciarlo, aunque el día que se celebre sea laborable y el precio de la entrada se aproxime al que se cobra en Pamplona”. Otra de 1922 relata un desafío de carneros, tres partidos de pelota y aizkolaris celebrado en 1822 y habla de “llenazo”. También se cuenta de una fiesta vasca celebrada en 1924, con dantzaris, juegos, partidos de pelota y coros infantiles que finalizó con un discurso de Resurrección María de Azkue, presidente de Euskaltzaindia entonces. También pasó a los anales de la memoria histórica de Lekunberri una apuesta de hachas celebrada el 8 de junio de 1930 entre Azpiroz, de Iribas, a cortar ocho troncos, y Jaunarena, de Saldias, a cortar 7 troncos, una emocionante apuesta que el de casa no pudo vencer por 15 segundos.
Volviendo a la pelota, era tal la fama del trinquete de Lekunberri que acudían las figuras del momento, como Atano II. También grandes pelotaris de la zona como Bonifacio Echarri, Emilio Preboste, los hermanos Mazo, Mariano Echarri, Corpus Hernandorena, Juan M. Michaus, los hermanos Oquiñena, Oreja, Candido Elizalde, y más tarde los hermanos Patxi y Fermín Echarri, Pello Albeniz, Ladis Galarza y Mikel Soroa entre otros de una larga lista.Lo cierto es que el trinquete fue y sigue siendo la escuela de muchos niños y chavales que jugaba a la pelota muchas tardes en la que no importara que lloviera, algo frecuente en Lekunberri.

Para la construcción del trinquete se ocupó una superficie de 35×10 metros en un lado del frontón, del que hay constancia ya en 1887. Además, de una forma premeditada o no, se creó un bonito frontón descubierto en la parte izquierda. Y es que el frontis daba margen para todo y la pared derecha del trinquete se aprovechó como pared izquierda del 43. Pero siempre que había un acontecimiento importante, seguía siendo en el trinquete. Así fue hasta 1976, cuando se cubrió el frontón y el trinquete quedó olvidado y viejo. Por ello, en 1983 se renovó y se adaptó a los tiempos, con tambor, fraile y rebote.