La Reina del Arga. Remigia Etxarren

Remigia Etxarren Aranguren, nació el 11 de abril de 1853 en el barrio de la Navarrería de Iruñea. Sus padres eran el pamplonés Venancio Echarren y Manuela Aranguren, vecina de Ezkiroz. Muerto su padre, la madre se casaría de nuevo con Manuel Zabalza Goldaracena, labrador de Artika y establecido en Iruñea en 1860. La nueva familia viviría en el número 12 de la calle Pellejerías, hoy Jarauta.

Remigia
Membrete que utilizaba para sus contratos y correspondencia

No tenemos datos de dónde sacó su afición al funambulismo ni como aprendió a caminar sobre la cuerda pero, el 12 de julio de 1882 se dio a conocer actuando en la plaza de toros de Pamplona, con la compañía de acróbatas y gimnastas Teresy y Velázquez.“La Echarren”, como se le conocía popularmente, ofrecía un plato fuerte que era cruzar de un extremo a otro de la plaza de toros, a través de una maroma sujeta al alero del tejado. A partir de entonces adoptó el nombre artístico de Mademoiselle Agostini. Pio Baroja tuvo la ocasión de ver el espectáculo y lo relató en uno de sus libros. El periódico Lau Buru publicaba seis días más tarde la crónica relatando cómo “llamaba, particularmente, la atención del público los notables trabajos de la percha fija y los de cuerda tirante en la que la funámbula señorita Agustini, émula de Blondin [quien atravesó sobre una cuerda las cataratas del Niágara], demostró gran arrojo y mucho aplomo”. Nicanor Espoz Redín, director del Eco de Navarra, escribía el 25 de ese mes, bajo su seudónimo habitual “José”, animando a los lectores a ver el espectáculo de Remigia, “una artista consumada” y “volatinera sobresaliente”, sorprendido de que “haya pamplonesas que manejen el balancín y sepan hacer equilibrio y bailar en la maroma”.

Pero su fama llegó al máximo cuando en los sanfermines del año siguiente, tras su exhibición en el río, fue proclamada por aclamación popular como Reina del Arga. El día 9 de julio de 1883, ofreció la atracción de cruzar el río Arga, en la Magdalena frente a la fábrica de Pinaquy, sobre una maroma a una altura de 10 metros.

Foto Manolo mod
Recreación sobre fotografía de 1890 de la colección Arazuri. J.J.Lorza

El periódico Lau Buru dos días después lo relataba asi:

Un año más tarde, el 11 de julio de 1884, atravesó cuatro veces la Plaza del Castillo de la misma forma, una de ellas con los ojos vendados y realizando, a la vez, peligrosos ejercicios. Relataba El Eco que, en uno de estos ejercicios: cuando estaba en la maroma, ceñida de coraza y casco, disparó voladores, resultando una fantástica combinación en la que, aparecía la funámbula entre una lluvia de fuego.

Mademoiselle Agostini, ingresó, poco tiempo después, como número cumbre del espectáculo presentado por la Compañía Acrobática Vasco-Navarra, cuyo director era un tal Carral. De entonces nos queda el popular dicho: ”pasa Remigia, pasa Carral, que por tu gracia, pago yo un real “.

La compañía solía seguir su gira durante el otoño por los pueblos de la Ribera, por el resto de EuskalHerria, por las vecinas tierras aragonesas y por otros lugares. Sus habilidades le hicieron, a Remigia, famosa más allá de nuestras fronteras y el Pisuerga o la ría de Bilbao fueron otros escenarios donde demostró su arte circense. Trabajó intensamente entre los años 1885 y 1892, año en que tuvo un accidente en Ondarru cuando trabajaba en la maroma con una silla a quince metros de altura.  A sus 39 años sufrió diversas fracturas que acabaron con su vida laboral y profesional. A pesar de ello aún actuó en Pamplona en 1904, pero fue un retorno efímero.

La pobre Remigia, además, había caído en el lazo amoroso de un sinvergüenza timador llamado Ciordia, antiguo estudiante de clérigo, que le sacó todas las ganancias. Ciordia, fue detenido en varias ocasiones pues tenía costumbre de disfrazarse de obispo, haciendo falsas cuestaciones para fines benéficos; terminó en la cárcel. Con semejante marido, Remigia perdió hasta el apellido y, como otras grandes tramoyistas de la historia, acabó en la más absoluta miseria. Mal teñida de rubio platino, como única herencia de su pasado esplendor, vendía lotería por las calles. Esto no le apartó de la pobreza y terminó sus días el 9 de enero de 1921 a causa de una miocarditis, en su modesta vivienda de la Cuesta del Palacio número 3.

Foto VME

En el año 2002 el Ayuntamiento de Iruñea, presidido por Yolanda Barcina, desestimó la petición, avalada por más de cuatrocientas firmas, de dedicarle la pequeña placita de la calle Calderería, situada entre el Centro de Salud y la actual Escuela de Idiomas. Finalmente en julio de 2004 se le dedicó una pequeña calle, perpendicular a la calle Canal, en el barrio de la Txantrea.

Victor Manuel Egia Astibia

 

BIBLIOGRAFIA

DIEZ DE URE A., FERNANDEZ S. y RODA P.(1998) Ellas. Las mujeres en la historia de Pamplona Edit. Iruñeko Udala

ARAZURI J.J. (1979) Pamplona Antaño. Edit. Caja de Ahorros de Navarra

PEREZ OLLO F.(2005), “Remigia Echarren Aranguren”, en Mª del Juncal Campo Guinea y cols., Mujeres que la historia no nombró, Edit. Iruñeko Udala,