La Sonsierra, comarca natural con personalidad propia
Miguel Larreina Gonzalez. Doctor en Ciencias Químicas. Master en Viticultura y Enología http://blogriojaalavesa.eus/
El concepto “Sonsierra” es uno de los conceptos que en las últimas décadas está generando diversos errores de interpretación, incluso en la propia Rioja Alavesa que es parte fundamental de esa comarca natural.

Un primer error es decir que la Sonsierra no es una unidad desde el punto de vista geográfico, ecológico, agronómico…, sino que hay dos, tres, incluso cuatro sonsierras. Otro error es ignorar que la Sonsierra fue parte fundamental del Reino de Navarra durante toda la existencia del reino peninsular y sostener que “fue Navarra solo a ratos”. Y un error cada vez más habitual es que los propios riojanoalaveses se autoexcluyan del concepto Sonsierra como si no fuera con ellos, como si solo fuera Sonsierra la zona de San Vicente porque tuvo a bien mantener el concepto en su nombre.Pretendo hablar en las próximas entregas de este tema y para simplificar mi tarea invito al lector curioso a que vea la definición de Sonsierra en Wikipedia (ya que está bastante bien resumido el tema) y si no tiene tiempo que se fije en las fotos y mapas que acompañarán éste y los próximos artículos, porque las imágenes son más elocuentes que mis palabras.
La primera idea que quiero resaltar es que la Sonsierra es, sobre todo, una región natural, una realidad geográfica y ecológica que coincidirá en mayor o menor medida según los momentos con la Sonsierra histórica o la administrativa, pero que, en todo caso, constituye una unidad topográfica, edáfica, climática, paisajística y agrícola muy bien definida. La Sonsierra es una región natural en forma de estrechísima lengua de terreno de unos 400 km2 de extensión y 60 Km de largo con unos límites muy precisos entre la Sierra de Toloño por el norte y el río Ebro por el sur, Labastida por el oeste y Bargota por el este.

La Sonsierra es una palabra con unos mil años de historia, aunque la región a la que se refiere tiene millones de años con un aspecto parecido al de hoy. Hace un milenio ya se le mencionaba en los documentos como “Subserra”, equivalente a “bajo la Sierra”, y eso es precisamente esta comarca: un largo y estrecho somontano donde la Sierra es una referencia visual constante.

La Sierra es “la estrella” de la comarca, la que generó sus peculiaridades, la que le imprimió carácter; aunque hoy, hemos de reconocerlo, la comarca viva absolutamente de espaldas a ella (hasta el punto que se olvidó de su nombre).La Sierra de Toloño es una estrecha cadena montañosa alargada -de una cincuentena de kilómetros- que, si la comparamos con otras del país, veremos que presenta dos diferencias fundamentales. Por un lado, la sierra tiene una casi perfecta orientación este-oeste, lo que establece nítidamente dos ecosistemas bien distintos en sus laderas: una ladera norte de “ambiente atlántico” ( donde llueve entre 800-1300 litros/m2) y otra ladera sur de “ambiente mediterráneo” (en la que apenas llueve anualmente entre 350-650 litros…) Por otro lado, la Sierra tiene una esbeltez y estrechez tal que permite conectar rápidamente esos dos ambientes, permite pasar en pocos minutos de la cara norte a la cara sur, del haya a la encina, de la umbría a la solana, del frío al calor…
Los primitivos sonserranos, primero cazadores y luego pastores, fueron sin duda hombres del bosque, reyes del encinar y del hayedo, aprovechándose, como el jabalí o el corzo hoy, de dos mundos tan distintos que en la Sierra se funden en uno. Posteriormente, los repobladores altomedievales de la Sonsierra llegados de Navarra o de Álava en los secos siglos X-XI tuvieron otras percepciones.

Seguro que, al contemplar el árido paisaje desde los altos de la Sierra, les tuvo que impactar ese gran río Ebro serpenteando entre el inmenso y nutritivo bosque de encinas que se extendía por doquier, les tuvo que impactar el “carasol” sonserrano que tenían a sus pies.Donde hoy vemos viñas, ellos verían bellotas, leña, caza, pesca, pastos y extensiones llecas. Ellos verían esos aspectos positivos, pero intuirían también los calores del estío, la escasez de fuentes, la pobreza de un suelo cascajoso, las dificultades que les reservaba una región dura. Valoraron las posibilidades de supervivencia… y se quedaron!
¿Qué paisaje vieron en aquella Sonsierra altomedieval?
Para responder a eso hay que considerar que la mencionada esbeltez de la Sierra y su proximidad al Ebro hace que la Sonsierra sea llamativamente estrecha (entre 5-15 kilómetros), por lo que su territorio desciende bruscamente desde las altas cumbres de 1200-1400 metros hasta unos 400 metros junto al Ebro. Ese gran desnivel en tan corto espacio es una característica diferenciadora de la Sonsierra, pues los pequeños ríos que bajaban de la Sierra con gran cantidad de agua en tiempos pretéritos más lluviosos, en un proceso erosivo que duró millones de años, fueron creando la “Sonsierra”, cincelando ese peculiar paisaje quebrado por centenas de pequeñas fisuras y salpicado de mil cerros. Así que vieron una topografía muy accidentada, pero se fijaron también en otras características muy concretas que no vieron en las comarcas vecinas: terreno abrigado con orientación mediodía predominante, gran luminosidad y calidez, escaso riesgo de heladas tardías, suelo muy calizo y pobre, carencia de riachuelos de importancia…Esta última característica propició que, como ya contamos en su día al hablar del poblamiento de la Comarca, las comunidades se instalaran alineadas a lo largo de esos riachuelos, con reducido número de habitantes por falta de terrenos para grano o frutales, y con la resistente viña como único recurso viable contra la sequía endémica.

Hablábamos antes de mil fisuras, pero hay que aclarar que en la Sonsierra no hay profundos barrancos ni anchos riachuelos, ni colinas suficientemente elevadas como para impedir o dificultar la comunicación entre los pueblos sonserranos. No había barreras internas en la Sonsierra medieval, toda ella era una. Nunca hubo barreras físicas entre Labastida y San Vicente, Ábalos – Samaniego, Cripán – Meano o Moreda – Viana, por ejemplo. Todos los pueblos y aldeas confluían diariamente en su sierra, vivían de ella mancomunadamente, compartiendo las fuentes, los pastos, las bellotas, la leña o la caza.
Pero luego aparecieron las mugas y poco a poco fueron fragmentando su territorio, hasta llegar al día de hoy en que esta pequeña comarca se halla repartida en tres Comunidades Autónomas y siete “trozos” distintos, partición insólita que no se ha dado en otras comarcas naturales y menos si son tan pequeñas como nuestra Sonsierra, pero que, sin embargo, tienen una explicación histórica razonable, como veremos el próximo día