Medio ambiente en Ituren

Javier Sagardia Armisen.

Publicado en Diario de Noticias el 25-8-2017

Partiendo de la plaza de Ituren y tras cruzar el puente que hay junto a ella, se alcanza el barrio de Latsaga. Una antigua calzada de piedra nos pone frente a un agreste y desbordante paisaje donde se levanta un airoso puente medieval sobre el río Ezkurra. Desde allí se escucha el rumor de una cascada, conforme avanzamos se va sobreponiendo al sonido del río. Pronto veremos que procede del salto de agua de una magnífica presa que durante siglos ha alimentado el molino harinero del pueblo.

El 9 de agosto leía en su periódico que el Gobierno de Navarra había acordado con el Club de Cazadores y Pescadores de Baztan proteger los ríos Bidasoa y Leitzaran mediante un documento titulado “Protocolo de Custodia Fluvial”. Según nota del Ejecutivo la iniciativa partía del proyecto Life Irekibai, que recoge el proceso de participación de la pesca en Navarra.

Por su parte la directora general de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Eva García Balaguer, animaba a formalizar un modelo colaborativo para la mejora de nuestros ríos. Y en eso estamos.

Le diría a la directora que, en mi modesta opinión, además de preocuparnos por la fauna que habita el Bidasoa se tomara en consideración la huella histórica que han dejado los que nos precedieron en el paisaje. Me refiero a la presa Egirezarreta de Ituren, la más hermosa de todo el Bidasoa, que a pesar de sus piedras de sillería con sus enlaces espectaculares va a ser demolida próximamente con un costo elevado.

Entiendo que la gran cantidad de obstáculos que pueblan el río Bidasoa y sus afluentes dificulta el tránsito de las especies que lo habitan, pero no comprendo por qué se destruye una presa tan singular como la nuestra y se mantiene otras de menor valor. Creo que es hora de ver el Medio Ambiente desde una cultura más abierta que ponga en valor toda la riqueza que atesoran nuestros ríos.