El agua, un recurso y un patrimonio

 Iñaki Uriarte. Arkitecto. Artículo publicado en Gara y Diario de Noticias el 23 de marzo de 2018

Ayer, 22 de marzo, se celebró el Día Mundial del Agua según la recomendación de proclamación surgida tras la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Río de Janeiro en 1992. Un tema inagotable.

 Todo empieza con una gota de agua, la bendición del cielo caída en la tierra o depositada por el rocío o la niebla que por multiplicación y conjunción con otras muchas creará un surco fluido en el terreno que en su discurrir descendente, ya con un cierto caudal, dará origen a un nacedero. Lugar donde el agua adquiere una identidad hidrológica y esa circunstancia crea un efecto sorprendente cuando es percibida por el ser humano. En su transcurso recibirá continuas afluencias de arroyos hasta constituirse en río, que recorrerá el territorio distribuyendo vitalidad por donde atraviesa y en su diálogo con las orillas creará momentos y senderos de gran belleza en plena naturaleza, o en su encuentro con artificios diversos como presas, puentes y edificaciones, consolidará paisajes memorables hasta su desembocadura en la mar. El agua, una de las cuatro fuerzas de la naturaleza, junto con el aire, el fuego y la tierra, es un recuso y regalo imprescindible para la supervivencia humana que a lo largo de la historia ha sido consustancial en todas las civilizaciones para propiciar sus evolutivos asentamientos comunitarios en la cercanía del agua, sea un río, lago o mar. Presente en múltiples y diferentes situaciones en nuestro planeta con el transcurso del tiempo y el espacio, e incluso en el ser humano con ritos impuestos desde el bautismo de una criatura en la pila o santiguarse para entrar en un templo. De modo más pragmático como fuente de vida tanto desde su captación, tratamiento y suministro potable a las poblaciones así como para otras necesidades sociales, la higiene, la ganadería, el regadío, la fuerza hidráulica para antaño las producciones artesanales protoindustriales, molinos y ferrerías, posteriormente en la industria o incluso en usos recreativos u ornamentales.

 Ante todas estas necesidades y usos a lo largo de la historia la humanidad ha necesitado controlar, conducir y distribuir este caudal vital para su existencia desde la recogida del agua de la lluvia, de los manantiales y los cursos fluviales, lo que ha requerido diversas intervenciones en la naturaleza. El repertorio de elementos necesarios constituyen un rico legado tanto de obra pública con diversas construcciones, de patrimonio inmueble con edificaciones e ingenios, patrimonio mueble con dotaciones, objetos y utensilios, el patrimonio documental por su representación en las bellas artes, escritos, tratados, planos, y patrimonio inmaterial en memorias, tradiciones y cánticos.

 En el proceso de abastecimiento, el depósito, la alberca y la presa, las puertas del agua, son las principales construcciones para retener y regular estos caudales que con los medios para conducirlos, canales y acueductos, los pasillos del agua, hasta su distribución en la fuente nos ofrecen obras de suma trascendencia histórica, tecnológica y social de importante implantación en el territorio, creando habitualmente ocasiones entornos de notable calidad paisajística. El viaje del agua.

 El agua es un gran tesoro para la humanidad que promueve esporádicos actos de solidaridad por su carencia en muchos lugares del mundo, ya que muy desgraciadamente no llega para todos por igual. Como ineludible derecho humano universal es un bien común imprescindible pero escaso que apela a una toma de conciencia para establecer una pedagogía de consumo responsable que garantice la sostenibilidad del planeta con medidas efectivas de protección. En este sentido, debe destacarse por su propósito divulgativo y de concienciación social el acondicionamiento en 2008 de la Casa de Aguas de Mendillorri en Iruñea como Centro de Información y Educación Ambiental del Ciclo Urbano del Agua a cargo de la Mancomunidad Comarca de Pamplona.

 En su condición de bien social debe estar ineludiblemente presente en todo espacio público a la vez que es preciso denunciar el gigantesco impacto ambiental que genera el agua embotellada en plástico y el inmoral negocio por su abusivo precio en la comercialización. En Euskal Herria, con una excelente calidad del agua, debería servirse obligatoria y gratuitamente en la hostelería, como en los países y ciudades avanzadas ética, social y ambientalmente. Cuando bebo agua del suministro público estoy saboreando una naturaleza, la de su procedencia, la mejor de todas.

 Finalmente, volviendo al origen del tema, el agua en su condición de elemento indispensable para la vida humana recibe un reconocimiento generalizado internacional mediante la Carta Europea el Agua, adoptada por el Consejo de Europa en octubre de 1967 y solemnemente proclamada en Strassbourg el 6 de mayo de 1968.  Se concreta en los siguientes 12 artículos:

 1.-No hay vida sin agua. El agua es un tesoro indispensable para toda actividad humana. 2.-El agua no es inagotable. Es necesario conservarla, controlarla y, si es posible, aumentar su cantidad. 3.-Contaminar el agua es atentar contra la vida humana y la de todos los seres vivos que dependen del agua. 4.-La calidad del agua debe mantenerse en condiciones suficientes para cualquier uso;sobre todo, debe satisfacer las exigencias de la salud pública. 5.-Cuando el agua residual vuelve al cauce debe estar de tal forma que no impida usos posteriores. 6.-Mantener la cubierta vegetal, sobre todo los bosques, es necesario para conservar los recursos del agua. 7.-Los recursos del agua deben ser inventariados. 8.-La correcta utilización de los recursos de agua debe ser planificada por las autoridades competentes. 9.-La conservación del agua debe potenciarse intensificando la investigación científica, formando especialistas y mediante una información pública adecuada. 10.- El agua es un bien común cuyo valor debe ser conocido por todos. Cada persona tiene el deber de ahorrarla y usarla con cuidado. 11.-La Administración del agua debe fundamentarse en las cuencas naturales más que en las fronteras políticas y administrativas. 12.-El agua no tiene fronteras. Es un bien común que requiere la cooperación internacional.