La fábrica de asfaltos de Bakaiku

El asfalto es un conocido producto que se utiliza fundamentalmente para pavimentar caminos o como revestimiento impermeabilizante de muros y tejados. Se trata de una mezcla de brea o betún, la fracción más pesada del petróleo crudo, y arena.

Pitch Lake. Isla Trinidad

El betún puro se encuentra a veces en depósitos naturales, por ejemplo en el mar Muerto, el llamado betún de Judea, o en algunos grandes depósitos superficiales de algunas islas del Caribe o de California llamados lagos de brea. Mas frecuentemente aparece mezclado con areniscas o calizas en lo que se ha dado en llamar rocas asfálticas o bituminosas como es el caso de algunas zonas de los montes de Andía y Urbasa.
La primera noticia que tenemos de la fabricación de asfalto en la zona de Sakana y Burunda es de 1857 cuando el ayuntamiento de Bakaiku cedió un terreno de unos dos mil metros cuadrados en el paraje de Otsaegi a un tal Felipe Pichonot y su grupo para la construcción de una fábrica de beneficio de asfalto. No tenemos constancia de si la fábrica llegó a efecto o cuantos años se mantuvo en funcionamiento. Para el futuro quedó el topónimo del lugar como Fabrika-zar por contra a la fábrica nueva que nos ocupa y que se construyó en Errotaldea en 1896, muy cerca del apeadero del ferrocarril para poder servirse del mismo en la salida de su producto (Ondarra 2019).

Plano de la mina Tres Amigos. Archivo General Navarra

La presencia de rocas asfálticas en los montes de la zona está también documentada desde el año 1859 cuando el jornalero de Olazti Nicomedes Fernández descubrió en el término de Apizan Arrubiko Zidarra un criadero de betún que registró con el nombre de “Santa Lucía”. Desde ese momento se suceden los registros de minas de rocas bituminosas en Bakaiku-Iturmendi, la “Tres Amigos” en 1888, la “Bigarrena” en 1898, la “Eugenia” que registra Angel Ares en el paraje de Epeltxikikogaina, la “Navarrita” registrada por la Vda de Uranga en 1909, o la “Irugarrena” que registra Jose Ramón Zubizarreta en 1920.

Estas concesiones se explotaban a roza abierta para extraer las piedras asfálticas impregnadas de sustancias bituminosas. Las más importantes fueron las “Tres Amigas” de arenisca y la “Bigarrena” de caliza que empezaron a explotarse en 1897 cuando el vizcaíno Jose Ramón Zubizarreta e Iruretagoyena y Bautista Uranga de San Sebastián fundaron y construyeron la fábrica de asfalto La Navarra en Bakaiku.
La fábrica, estaba situada como decíamos en Errotaldea, bastante cerca del molino y de la ya abandonada fundición de hierro y su alto horno, y a apenas 50 metros del apeadero del ferrocarril. La cercanía del apeadero le iba a servir para la fácil salida de su producto final manufacturado.

Plano Fábrica. AGN

Era de planta rectangular de unos treinta metros de largo por ocho de ancho. Estaba dividida en tres cuerpos o compartimentos, los laterales de una sola planta y el central con una segunda planta en donde se encontraban las oficinas, escritorio y vivienda del capataz encargado. Uno de los laterales era para el depósito del mineral que se llevaba en carros desde las minas troceado manualmente en pequeñas piedras. En una trituradora mecánica o molino, situada en el centro de la nave, se reducía el mineral a polvo. En la tercera estancia existían cinco hornos cilíndricos que en su centro tenían una barra metálica a modo de eje con paletas para batir y calentar la mezcla del mineral en polvo al que se había añadido una cantidad proporcional de brea pura, aproximadamente un 10%. Esta brea pura debía importarse y se traía a Bakaiku desde el lago de la brea o Pitch Lake de la isla caribeña de Trinidad, uno de los pocos depósitos de brea pura en el mundo. (Altadill 1917). Tanto las paletas batientes de los hornos como el molino triturador eran movidos por la fuerza de una caldera de vapor anexa que se nutría con leña y carbón vegetal traídos de los montes cercanos, caldera capaz de generar 25 caballos de fuerza. Tras unas ocho o nueve horas en el horno se obtenía un producto pastoso que vertido en unos moldes de hojalata solidificaba en forma de “panes” de 25 kilos de peso que es como se comercializaba el producto. Una tonelada de producto, 40 panes, se vendía por entre ochenta y noventa pesetas. Sin embargo a lo algo de los años este precio fue siempre a la baja y en 1923 último año de funcionamiento el precio era de 65 pesetas la tonelada. En su primer año de funcionamiento 1897, salieron de la fábrica 758 toneladas de panes de asfalto. El número de obreros estables oscilaba entre los diez y los diecisiete según los años y se encargaban tanto de las labores extractivas en las minas como las de la propia fábrica.
Sin cumplirse un año desde su puesta en marcha la fábrica sufrió una tremenda catástrofe que la dejó absolutamente destruida. La noche del sábado 18 de diciembre de 1897 a las dos y media de la madrugada se produjo un violento incendio en la misma. En principio parece ser que el fuego se inició en el hogar de la caldera de vapor. El encargado Bautista Elosegi salió rápidamente de su vivienda dentro de la propia nave y logró salvar de las llamas a su mujer y tres niños pequeños y el empleado Isidoro Azpiroz salió corriendo a gritos pidiendo ayuda a los vecinos. En una de sus estancias se hallaban almacenadas varias cajas de dinamita que los empleados utilizaban en la cantera para sus barrenos. Cuando algunos vecinos se dedicaban a prestar auxilio para sofocar el incendio estallaron las cajas de dinamita. La explosión fue terrible llegándose a oír el estruendo hasta pueblos tan alejados como Olazagutia o Ziordia. A consecuencia de la explosión fallecieron seis personas y los heridos se contaban por decenas. Uno de los fallecidos fue Juan José Baztarrica, industrial propietario de la fábrica de curtidos y charoles de la localidad cuya vivienda se encontraba en las cercanías y fue uno de los primeros en acudir a sofocar el fuego. Cinco días más tarde fueron detenidos en Alsasua los hermanos Diego y Juan Miguel Zubiría sobre los que recaían vehementes sospechas de haber provocado el incendio ya que unos días antes habían sido despedidos como empleados de la fábrica. Tras el juicio quedaron en libertad al no encontrarse pruebas claras sobre su autoría. Sin embargo casi un año más tarde, en noviembre de 1898, uno de ellos Juan Miguel fue asesinado de una puñalada por el hermano de uno de los heridos graves en la explosión y que había quedado ciego. La tragedia de la destrucción fortuita de la fábrica tuvo un amplio eco en la prensa local y nacional y rápidamente se abrió una suscripción para ayudar a las familias de fallecidos y heridos.

De las instalaciones tan solo quedó en pie la chimenea y una parte de la fachada principal pero fue reconstruida y para marzo de 1899 ya debía estar en funcionamiento ya que, por ejemplo, hay noticias de que se hacía cargo del asfaltado del matadero de Logroño. Se sabe también que en 1900 trabajaban en ella diez obreros que extrajeron 442 toneladas de roca asfáltica de las minas Tres Amigos y Bigarrena y que en 1904 doce obreros fueron capaces de fabricar 1135 toneladas de asfalto. Su producción no se limitaba a la demanda local y los asfaltos de Bakaiku se utilizaron para pavimentar calles de muchas localidades navarras, guipuzcoanas, vizcaínas y de otras más alejadas Logroño, Burgos, León o Castellón de la Plana. Su producción de entre 5 y diez mil toneladas anuales sin embargo, tan solo suponía el 10% de la total estatal. Tuvo además que competir con la más potente y cercana factoría alavesa de Asfaltos de Maestu. Su propietario seguía siendo Ramón Zubizarreta, quien en 1912 compró algunos terrenos aledaños a la fábrica en Errotaldea y además en 1920 consta que pagaba la contribución de las minas Tres Amigos, Bigarrena y Navarrita. En 1922 pasó a ser una sociedad anónima con el nombre de Sociedad de Asfaltos de Navarra pero tan solo un año después, en 1923 cesó su actividad. Una parte de sus instalaciones ahora modificadas quedan aun en pie junto a la vía del ferrocarril.

Bakaiku a principios del siglo XX. Foto: Indalezio Ojanguren. Gure Gipuzkoa

Victor Manuel Egia Astibia

 

Bibliografía

Altadill 1917. Geografía del País Vasco Navarro. Tomo I pág 550
Ondarra 2019. Bakaikuko leku-izenez Hausnarrean.
Apraiz, Martinez Matia 2018. Patrimonio Industrial de Navarra. La fragilidad de un legado. pág 394-396