La farola de los «braseros» de Iruñea
Victor Manuel Egia Astibia

En el año 2002 el Ayuntamiento de Iruñea declaró como protegidos algo más de mil elementos de la ciudad, entre los que se encuentran 488 edificios, escudos nobiliarios, hornacinas, fuentes, puentes, cruceros etc. Como único elemento del mobiliario urbano, la farola de la Plaza del Vínculo, la llamada farola de los braseros, quedó protegida como valor patrimonial de la ciudad. Conozcamos algo de su historia.
En 1929 se instaló frente a la fachada del palacio de la Diputación de Iruñea, una gran farola de piedra con un alto remate en hierro forjado. La farola quedaba colocada en el centro de una base triangular, que llevaba en cada uno de sus vértices tres estructuras redondeadas de hierro con una serie de agujeros protegidos por cristales rojos. Estas piezas se iluminaban por la noche, mediante una lámpara interior, destacando sus luces rojas en la penumbra. Eran tiempos en los que se comenzaba con las normas de circulación y se obligaba a los pocos automóviles que circulaban a rodearla. Cuentan que un guarda municipal de la época, celoso de su función, pretendió incluso que el tranvía del Irati cumpliera dicha ordenanza e hiciera un imposible giro alrededor de la farola. Los pamploneses la bautizaron, rápidamente, con el nombre de “la farola de los braseros” por el parecido de las tres estructuras luminosas que la rodeaban con los braseros de las conocidas mesas de camilla tan utilizadas en la época.

En el otoño de 1958 y precisamente para facilitar el tráfico cada vez más intenso, se desmontó trasladándose al centro de la Plaza del Vínculo en donde se volvió a montar, aunque en esta ocasión prescindiendo de los famosos braseros. En la prensa local algún avezado plumilla la bautizó como la farola viajera, pues había ido desde Valencia (denominación popular del Paseo de Sarasate) hasta la Argentina (nombre que entonces tenía la Plaza del Vínculo). Allí permaneció hasta 1965 en que se volvió a desmontar para poder ubicar las marquesinas de las paradas de autobuses urbanos en dicha plaza, quedando en el olvido en un rincón de alguno de los almacenes municipales.

La farola se había comprado en 1929 a una empresa catalana, M. Ballarín y Cía. S.L., casa especializada en mobiliario urbano de forja, especialmente farolas y otros elementos de la iluminación. Diseñada por el arquitecto municipal barcelonés Pere Folqués en 1909, el trabajo escultórico de la piedra es de Alfons Juyol y el trabajo de forja de los propios talleres Ballarín. Este taller había sido fundado en 1885 y en su catálogo de 1911 figura con el número 36 la farola tipo instalada en el Paseo de Sarasate.

Cinco farolas similares, de estilo modernista gaudiano, se habían instalado anteriormente en la confluencia del Paseo de Gracia y la Gran Vía Diagonal de Barcelona, en el lugar llamado Cinc d’Oros. Estas también fueron retiradas durante algunos años para facilitar el tráfico y posteriormente trasladadas a la Avinguda de Gaudí de la ciudad condal, en donde permanecen en la actualidad.


Habían de transcurrir otros treinta años para que la famosa farola de Iruñea volviera a ser instalada. El proyecto de reurbanización de la Plaza del Vínculo en 1995 incluía un parking subterráneo en el subsuelo y para adornar su desnuda superficie se decidió recolocar la farola en su centro, como lo había estado entre 1958 y 1965. En un almacén municipal se encontró el pedestal de piedra que fue convenientemente restaurado por la empresa Mármoles y piedras Couceiro de Pitillas. Pero nada se encontró de toda la parte superior de hierro forjado, había desaparecido de los almacenes. Quizás se encuentre adornando algún jardín privado o tal vez se hubiera vendido como chatarra, chi lo sà (***). Para seguir adelante con el proyecto hubo de encargarse una réplica a la empresa de forja Construcciones Metálicas Salvi de Barcelona que había hecho varias copias de las originales de Ballarín para añadir a las antiguas, en la Avenida Gaudí de la capital catalana. La nueva estructura costó seis millones y medio de pesetas a incrementar al ya de por si elevado presupuesto de las obras. El 8 de junio de 1995 la plaza fue reinaugurada, a bombo y platillo, por el entonces alcalde Sr. Jaime; en una urna dentro del pedestal de piedra se introdujeron diversos objetos como, los planos, monedas o periódicos del día con el fin de dejar un testimonio del momento. Durante algunos días todos hablaban y escribían sobre la farola de los braseros. Como se observa en las fotografías antiguas, las cuatro luminarias que cuelgan de sus brazos eran, originalmente, mucho más pequeñas que los actuales globos de cristal. Además, se asume sistemáticamente en prácticamente todos los escritos que, la referencia a los braseros que le dan su denominación popular es por estas luminarias.

Creo se trata de un error… los verdaderos “braseros” eran los colocados en el suelo, en los vértices de la elevación triangular de obra en cuyo centro estaba colocada la propia farola. Estos braseros, de los que la gente decía con sorna “que daban luz pero no calor”, servían de señalización al entonces escaso tráfico de vehículos por el Paseo de Sarasate y nunca llegaron a instalarse en la Plaza del Vínculo, ni en la original de los años cincuenta ni en la réplica actual. Pueda ser que se encuentren en algún almacén municipal, chi lo sà.

*** Meses después de haber redactado y publicado este reportaje, de forma fortuita encontré una farola similar a la desaparecida y después replicada de la plaza del Vínculo. Cuando ya iniciado este siglo se urbanizó la plaza central de la urbanización de Gorraiz por una conocida y ya desaparecida empresa constructora se colocó una farola similar a las citadas en el centro de la plaza. Tras algunas pesquisas infructuosas en el consistorio del valle, un tiempo después, una persona muy cercana a la dirección de la empresa citada me confirmó que la farola fue comprada por la constructora a un chatarrero y colocada en la plaza central de la urbanización. Queda en el aire como había ido a parar al chatarrero. Aquella farola «viajera» desaparecida de Iruñea en 1965 reaparecía 35 años después en Gorraiz. Había seguido viajando.