La historia de dos fuentes ornamentales de Tudela

La combinación de fuente y farola en una misma pieza no es muy frecuente en nuestro entorno. Al conocer la primera con esa combinación, la llamada fuente de los delfines actualmente en la plazuela de San José de Iruñea, traída desde la fundición Ducel de Paris en 1866, pensé inicialmente que era una rara avis, pero pronto descubrí la existencia de algunas más, una en Viana y al menos dos más en Tudela; contaré un poco de la historia de estas dos últimas, una de ellas con un trágico relato.

La fuente de los angelotes en la Plaza de los Fueros de Tudela. 1904 foto: N. Salinas

En 1885 el consistorio tudelano decidió ornar, más si cabe, la entonces Plaza Nueva de Tudela. Para ello compró e instaló un reloj de torre en la casa del Pueblo de dicha plaza y una fuente ornamental en su centro. La misma se colocó el 17 de junio de 1885, constaba de una bañera circular en su base desde cuyo centro surgía la pieza principal con las figuras de cuatro niños provistos de sendos barriles desde los que manaba un chorro de agua. Por encima, dos bandejas, en una de ellas con dos garzas, desde las que rebosaba el agua en cascada. Se culminó con un farol, en aquellos tiempos de combustión de aceite, ya que aún no había llegado a la electricidad. Lustrosamente pintada de verde, a la fuente pronto se le empezó a llamar popularmente como la fuente de los angelotes, en referencia a las figuras de sus cuatro niños.

Catálogo de George Smith & Co

Toda la pieza era de hierro fundido y había sido realizada en la casa George Smith &Co de Glasgow (Scotland). Esta afamada fundición inició su actividad en 1858 y pronto se especializó en adornos de hierro para construcciones, fuentes ornamentales y kioskos de música, abriendo almacenes de venta en Londres y Dublin. Sus ejemplares más famosos de fuentes se encuentran en el Alexandra Park de Glasgow, en Monmouth (New Jersey) o en Adelaida (Australia). Normalmente estos objetos de mobiliario estaban formados por varias partes unidas entre sí, pudiendo hacerse una determinada y diferente combinación de piezas, con lo cual los conjuntos eran parecidos, pero no siempre exactamente iguales. En el año 1896 se instaló en los jardines de Pereda de Santander una prácticamente similar a la tudelana, esta sin farol en la cúspide y conocida, en este caso, como la fuente de los meones.

Pocos años después de la instalación de la fuente de los angelotes, en 1893, la que iba a cambiar su nombre fue la plaza Nueva que pasó a denominarse Plaza de los Fueros, principal punto de encuentro, festivo, mercantil y de todo tipo de eventos, verdadera ágora de la población tudelana. Y allí iba a ocurrir el trágico acontecimiento que afectó, aunque sea en pequeña medida a la fuente que nos ocupa. En las fiestas de Santa Ana de 1914, la casa de pirotecnia contratada por el ayuntamiento para los fuegos de artificio, preparó en la plaza, junto a la fuente de los angelotes, un artefacto pirotécnico a modo de traca, compuesto de tres grandes morteros de pólvora rodeados de profusos adornos vegetales y que nombró como el volcán de Martinica. El volcán del monte Pelée de la isla antillana de Martinica había tenido una tremenda erupción unos años antes, en 1902, causando decenas de miles de muertos. A las diez de la noche del día 28, con la plaza repleta de público, la banda de música acompañando los festejos y tras el preludio de algunos cohetes aéreos, se produjo una tremenda explosión, ruido de cristales rotos, pánico y desbandada general del público asistente. Cuentan que uno de los pirotécnicos herido gravemente tuvo la valentía de cortar la mecha que cebaba los siguientes morteros que no llegaron a estallar. Solo con el estallido del primero de ellos la plaza quedó desolada con una decena de cuerpos inertes en el suelo.

Tras el estallido, uno de los cadáveres yace delante de los restos del artefacto pirotécnico. Foto: Roldán e hijo

La tragedia se saldó con once fallecidos, incluyendo algunos adolescentes, por ejemplo, una niña de trece años que se encontraba en un balcón viendo el espectáculo. La fuente de los angelotes también quedó dañada, aunque fuera lo que menos importaba en aquel momento; perdió la farola que la coronaba.

En el año 1921 se decidió desmontar la fuente y colocar en su lugar un kiosko para la música. Hasta entonces para las fiestas de cada año se instalaba uno provisional de madera, precisamente rodeando a la fuente, que permanecía montado todo el verano. El nuevo, definitivo y artístico kiosko poligonal, protagonista desde entonces de la popular Revoltosa en su derredor, fue realizado por el maestro cerrajero Santiago Marsellá con diseño de Nicasio Martínez. En sendos frentes aparecen los nombres de los músicos Sarasate, Gayarre, Eslava y, como no podía ser menos, del tudelano Joaquin Gaztanbide. Debido al mal drenaje de las aguas cuando llueve mucho se le conoce popularmente como “la pecera”.

La fuente de los angelotes en el paseo Marques del Vadillo . 1921-1936

Ya no había espacio para la fuente y esta se desmontó para reinstalarla en el paseo Marqués del Vadillo o paseo de invierno, ya sin su farol superior. Ahí iba a permanecer hasta 1937. Está claro que era un elemento que tenía algún maleficio en su ser.  El 13 de agosto de 1937 un bombardeo, en la guerra, quiso acabar con la fuente; quedó totalmente destruida por una de las bombas. El resultado fue en este caso también trágico, llevándose la metralla la vida de trece personas. Ahí acabó también la historia de la hermosa fuente de los angelotes, apenas cincuenta años después.

La fuente en el centro de la Plaza Vieja. Foto tomada de: ciudadtudela.com

La otra fuente farola de la capital tudelana también fue fabricada en la fundición George Smith &Co de Glasgow como así está bien marcado en su base. Mucho más pequeña que la otra esta fue colocada en la plaza Vieja en el año 1902. La plaza llamada antiguamente plaza de las verduras por el mercado que se hacía semanalmente en la misma, se nominó como plaza Vieja desde que se hizo la otra, la Nueva. En ella se encuentran la casa consistorial y la catedral.

 

 

La marca del fabricante en la base de la fuente. Foto: M. Torres

La fuente también de hierro fundido, con forma de cilindro octogonal tiene alrededor de dos metros de altura sin contar que en su cúspide tenía un farol alimentado inicialmente por aceite, después eléctrico. En su parte baja tiene dos pequeñas bañeras a cada lado en donde caen los chorros de agua, hoy en día cerrada  con modernos grifos manuales. Una particularidad curiosa es que en su base tenía una pequeña ventana abierta desde donde podían beber en el desagüe perros, gatos y otros pequeños animales.

La fuente en su ubicación actual, delante de la ermita del Sto. Cristo de Tudela Foto: M. Torres

En el año 1939 se desmontó y trasladó al pequeño jardín  que rodea la ermita del Santo Cristo en las afueras de Tudela. Ese año se realizó la traída de agua potable hasta esta ermita y con ese motivo se puso allí la fuente. El farol fue sustituido por una cruz. En ese momento dejó de ser fuente farola. Se encuentra en buen estado de mantenimiento, aunque como decíamos, se le han añadido dos modernos grifos. Fuentes similares y de la misma fundición existen en varios lugares que sepamos, en Escocia, Gales o Inglaterra.

Merkatu Zelai. Elizondo

Mas cerca nuestra, hay una muy parecida en Navarrete y una exactamente igual en Elizondo, en Merkatu Zelai colocada en 1889. Ese año la localidad de Elizondo realizó, en auzolan, la traída y conducción de agua corriente a la misma y uno de sus elementos conmemorativos fue la instalación de esa fuente.

 

 

 

Víctor Manuel Egia Astibia

 

  • Con aportaciones personales, artículo basado en las investigaciones de J. Miguel Jiménez y J. Mª de la Osa (web: ciudadtudela.com)