Les ateliers Cherbero. Maule

 

Es bien conocido como Maule, capital de Zuberoa, fue durante más de un siglo el centro más importante de la fabricación de alpargatas en nuestro país. Hasta la segunda mitad del siglo XIX había constituido una actividad puramente artesanal realizada habitualmente en la propia vivienda del artesano o en pequeños talleres aledaños. Tampoco se puede afirmar que hasta entonces fuera algo exclusivo, ni tan siquiera típico, de Maule. Sin embargo, a mediados de siglo la familia Beguerie  comenzó a comercializar y recoger el producto realizado por los artesanos de Maule y pueblos cercanos y es a partir de 1860 cuando la manufactura artesanal de la alpargata de yute o cáñamo se convirtió en actividad industrial con la utilización de maquinaria y del trabajo en cadena en grandes talleres al efecto. En estos años, la importante demanda de alpargatas por parte de vascos y bearneses emigrados a Sudamérica, muy acostumbrados a este tipo de calzado y que no podían conseguir allí o la de los mineros del norte de Francia que llegaban a utilizar un par cada semana, fueron, al parecer, las dos grandes causas de este gran desarrollo industrial en la zona.

En Zuberoa llegó a haber hasta 30 talleres y Maule, en pocos años, llegó a ser  la verdadera capital de la fabricación de la alpargata con más de 1.500 obreros empleados, fundamentalmente mujeres, en sus varias empresas y talleres. La mano de obra local escaseó pronto y hubo que contar con una gran cantidad de trabajadoras temporeras de los cercanos valles subpirenaicos, Erronkari, Ansó, o la Jacetania. Las jóvenes, a veces adolescentes, conocidas  como les hirondelles o golondrinas, atravesaban el pirineo a primeros de noviembre por el puerto de Arrakogoiti desde Isaba hasta Santa Garazi, en cuatro largas jornadas a pie, para no volver hasta el mes de mayo siguiente. Instaladas en los barrios de Haute Ville y Lextarre de la capital suletina llegaron a constituir el 80% del total de obreras fabricantes de alpargatas. En 1891 conformaban el 21% de toda la población de Maule llegando hasta el 31% al final de la primera década del siglo XX. A pesar de sus largas estancias, los matrimonios de estas jóvenes con los locales fueron poco frecuentes, ya que apenas contaban con tiempo de asueto. Ante las dificultades para regresar con el dinero en efectivo, muchas de ellas aprovechaban para hacerse con trajes y ropas de calidad ya sea para su ajuar o para revenderlas en sus pueblos de origen.

Alpargateras roncalesas y ansotanas, trabajando o posando con sus trajes comprados con sus salarios

Además de los pioneros Beguerie, la otra gran empresa que destacó por su desarrollo y volumen de producción fue Les ateliers Cherbero, a la que nos vamos a referir.

Su fundador Pascal Cherbero, hijo de un herrero de Barkoxe, nació en 1847 en la casa Belaspectaenea del barrio de la Haute-Ville de Maule. Su padre se había casado con una comerciante de fruta de Donapaleu  abriendo un pequeño comercio en la capital zuberotarra. A pesar de haber aprendido de su padre el oficio y manejo de la fragua, que mantenían en un pequeño taller adjunto a la frutería, muy pronto se dio cuenta que su futuro se encontraba en el negocio de la fabricación de alpargatas. Cuentan que se hizo cargo de un cargamento de yute que había ardido en un barco en el puerto de Bordeaux. Sus dueños pensaron que todo el yute estaba quemado pero, Pascal vio que solo había ardido una pequeña cantidad de la superficie de los fardos y lo compró a un precio casi regalado, recuperándolo en gran medida y con ello pudo comenzar su negocio. En seguida se asoció con otros alpargateros, Muguelar en 1874, Laplace en 1883 o Mirande en 1884 y su pequeña empresa fue creciendo rápidamente contando con el apoyo financiero del banquero Louis Detcheverry. Además, unos años antes se había casado con Marie Arroquiet de Gotein que aportó a la familia una buena dote y, poco después, una buena herencia.

En 1892, ya como único propietario de la empresa, compró unos terrenos que habían pertenecido al obispado, aledaños al río Saison, en la actual avenida de Victor Hugo, en donde terminará construyendo sus naves fabriles. Poco tiempo después, en 1899, adquiere los derechos de aprovechamiento del río y con la ayuda del ingeniero parisino Jacques Gorre que había acudido a Zuberoa a vivir junto a su hermano médico, construye un dique en el río para poder colocar una turbina y obtener energía hidroeléctrica para sus instalaciones. Jacques Gorre acabó entrando en la familia y en la empresa al casarse con la hija de Pascal, Marie Cherbero. A lo largo de los años finales del siglo XIX y primeros del XX, Cherbero hizo construir las naves de su fábrica a orillas del río Saison según planos del arquitecto Abadie.

La fábrica en construcción a principios del siglo XX. Foto Colección Gorre

 

En 1909 la fábrica ocupaba una superficie de 6.000 metros cuadrados, con una producción anual media de doscientos cincuenta mil pares de alpargatas por un valor de casi dos millones de francos. Además de ensayar algunos productos para impermeabilizar la suela, introdujo en sus talleres la maquinaria necesaria para la costura Blake. Se trataba de una novedosa máquina de hilo vertical, capaz de coser en cadeneta todo el borde de la suela con el mismo hilo. Ese año gastó 500.000 francos en los salarios de 450 obreros, casi todo mujeres, como ya hemos dicho venidas de los valles subpirenaicos para trabajar durante el inviernos y primavera, palombes d’hiver.

Para 1914 la empresa de Pascal Cherbero era la más importante de Maule empleando entre 800 y 1.000 trabajadoras de los 1.585 trabajadores activos de toda la ciudad. En mayo de ese mismo año Pascal Cherbero falleció a la edad de 67 años sucediéndole en la dirección de la empresa su hijo Julien. En 1954 Jacques Gorre y Marie Cherbero abandonan el negocio para montar el suyo propio, también de alpargatas, en las afueras de Maule, bajo la marca comercial de PFC, Petits-Fils Cherbero.

A lo largo del siglo XX la producción sufrió altibajos empezando por soportar una gran crisis tras la Primera Guerra Mundial cuando las  minas del norte de Francia, a donde se vendían muchos pares, comenzaron a inundarse a propósito para evitar las explosiones de gas grisú. La suela de cáñamo o yute ya no servía y comenzó a utilizarse otro tipo de calzado con suela de caucho. De esta forma, progresivamente, la alpargata dejó de utilizarse como calzado de trabajo en busca de otros materiales más fuertes e impermeables. En las últimas décadas del siglo XX la introducción en el mercado de las alpargatas realizadas en China fue el desencadenante final de que la importante producción suletina de los años anteriores cayera en picado. Hoy día se siguen fabricando alpargatas, en distintos colores y telas, constituyendo un tipo de calzado de recreación más sujeto al mercado de la moda que al propio mercado laboral con una clientela más exigente en lo concerniente a la calidad y belleza del producto. En este sentido, todavía ciento cincuenta años después, Maule sigue siendo la capital de la alpargata.

 

Las naves de la fábrica Cherbero sufrieron un tremendo incendio en 1974 destruyéndose por completo. En el solar se construyó una residencia con fines sociales y en 2013 se habilitó un jardín público al que se le dio el nombre de parque Cherbero. Tan sólo nos queda el recuerdo y algunas estructuras de la toma de aguas sobre el rio Saison.

Victor Manuel Egia Astibia

Bibliografia básica: Pascal Cherbero et la famille Gorre. Association Ikerzaleak. Maison du patrimoine Maule. www.ikerzaleak.wordpress.com