Pastaola (I). De fábrica de pasta de papel a cementera

 

El complejo fabril de Pastaola a principios del siglo XX. Foto: C. Buttini
Urritzako Benta 1872

Como muchas de las industrias que nacieron a finales del siglo XIX o principios del XX la que nos ocupa, Pastaola tiene su origen en una vieja ferrería medieval. Dicha ferrería se encontraba en Bentaldea o Ventas de Urritza frente al llamado mesón nuevo del mismo nombre, que durante algunos años fue Hostal Amatxi, junto a la desembocadura del río Basaburua en el río Larraun. Realmente la ferrería, lo mismo que la fábrica a la que nos referiremos en este trabajo se encontraba en término de Latasa ya que, precisamente la muga que separa los concejos de Latasa y Urritza divide en dos Bentaldea quedando algunos de sus edificios en jurisdición de Urritza y otros en Latasa.  Se sabe que en 1796 estaba arrendada a Juan Manuel Aldaz que pagaba 20 ducados al concejo. En 1853 se concede a D. Pedro Luis Guibert vecino de Belaunza autorización para construir una fábrica de cobre en el término de Izaldo, jurisdicción de Latasa Imoz aprovechando las aguas del río Churicain. El topónimo Txurikain se conserva en las cercanías de la venta y probablemente el rio referido es el actualmente llamado Basaburua. La presa suministradora del agua motriz se encontraba unos 400 metros aguas arriba del citado río en el término de Izaldo. Los restos de la presa, que llamaremos de Izaldo, y una buena parte del canal se conservan en la actualidad en la ladera del monte siguiendo la margen izquierda del rio.

Pastaola

Ya en la última década del siglo XIX la fábrica de papel que la Papelera Vasco Navarra tenía unos cientos de metros aguas arriba en San Migeltxo y de la que nos ocuparemos en otro momento, al tener necesidad de pasta para fabricar papel, aprovechó las instalaciones de la ferrería para fabricar pasta a partir de madera de haya, de ahí su nombre Pastaola.

La papelera de San Migeltxo ya inactiva en 1942. Foto: F. Zubieta

En una instalación de ese tipo, con grandes desfibradoras movidas por energía hidráulica, era necesario el aporte de un gran caudal de agua y la primitiva presa de la ferrería resultaba insuficiente para poder aportarlo. De esta forma se requirieron nuevas actuaciones. Por una parte, hacia 1892 construyeron una presa en el río Larraun aguas abajo de su instalación de San Migeltxo en el término de Zegarrain, junto a la desembocadura de la regata Gesal que baja de los montes de Arruitz. Aunque popularmente se le llama presa de San Migeltxo, para no confundir, a partir de este punto le llamaré presa de Zegarrain. Desde esta presa, cuyos restos también se conservan, un canal de unos 1.700 metros llevaría el agua hasta Pastaola. En la orilla derecha de la carretera vieja entre la venta y el propio pueblo de Urritza aún quedan algunos restos de dicho canal que allí formaba un pequeño acueducto. La segunda actuación en busca de agua tuvo lugar también en 1892 cuando la Vasco Navarra compró el viejo molino de Latasa. Este molino se encontraba en Apeziturri en la orilla derecha del rio Basaburua unos 500 metros aguas arriba de la presa de la ferrería y contaba ya con una buena presa para abastecerse. Aprovechando la misma se alargó su canal hasta la presa de Izaldo y desde allí el canal ya existente llevaría el agua hasta Pastaola. El término Apeziturri toma el nombre de un manantial existente en las cercanías, manantial de aguas que se han considerado como medicinales y al que se sigue acudiendo para recogerlas y utilizarlas como tal.

La papelera Vasco Navarra cerró en 1899 y abandonó sus dos instalaciones tanto de San Migeltxo como de Pastaola, vendiendo su maquinaria a una papelera de Tolosaldea. Los edificios y almacenes quedaron en poder del Crédito Navarro. Poco después, con el comienzo de siglo se fue gestando la que iba a ser la siguiente actividad de Pastaola, la fabricación de cemento natural o cal hidráulica.

La fábrica de cementos Basaburua

Hasta ya bien entrado el siglo XX el producto empleado en las construcciones de piedra, viviendas, puentes u otras infraestructuras con el fin de unir y compactar las piezas era habitualmente el llamado cemento natural, producto derivado de la cal.

La cal se consigue cociendo la piedra caliza en un horno o kisulabe y dependiendo de la pureza de la caliza se obtiene un producto u otro un poco diferente. Si la caliza es muy pura se consigue la llamada cal aérea que solo fragua en contacto con el aire. Si la caliza tiene una parte de sílice se consigue la cal hidráulica y si además tiene algo de arcilla el cemento natural. Las diferencias entre estos dos últimos productos son muy pocas, ambos fraguan rápidamente con el agua. En cualquiera de los casos al salir del horno el polvo de cal es oxido de calcio (CaO) o cal viva, altamente corrosiva y debe “matarse” introduciéndola en agua en recipientes metálicos hasta conseguir la cal apagada o muerta, hidróxido de calcio (CaOH2). La cal aérea se utiliza para el enlucido de paredes o como lechada mientras que la cal hidráulica o el cemento natural se utilizaba en la construcción. El cemento portland, que toma su nombre de su semejanza en color a las calizas de la localidad de Portland en el sur de Inglaterra, se obtiene calcinando a altas temperaturas una mezcla artificial de arcilla y caliza. Por sus mejores propiedades el portland pronto sustituyó al empleo del cemento natural generalizándose su uso.

Anuncio en el periódico El Eco 1905

El 11 de abril de 1903 el notario donostiarra Segundo Berasategui Montes, su cuñado el ingeniero Mariano Zuaznabar, otro cuñado suyo de Zumaia Juan Bautista Uriarte y algunos otros constituyeron la sociedad “Cementos de Basaburua. Navarra, S.A.”, domiciliada en Donostia y cuyo objeto sería la fabricación de cal hidráulica para después comerciar con ella. Es de destacar que los socios Juan Bautista Uriarte, Venancio Zubimendi y Ramón Martiarena ya tenían experiencia en la producción de cemento natural pues tenían una fábrica desde 1885 en Zumaia, titulada Uriarte, Corta y Zubimendi. Podríamos considerar a la localidad de Zumaia como el centro neurálgico de la producción cementera en la Euskalherria de aquellos años.  El capital social de la nueva sociedad Cementos de Basaburúa fue de 277.500 pesetas en 555 acciones de 500.

En los años previos a la constitución de la sociedad, su principal valedor Segundo Berasategi se había hecho con la concesión en 1901 y la compra de los terrenos de una mina en el paraje Urgorriko Erreka de la localidad de Itsaso en Basaburua Mayor. La mina, mejor dicho, cantera pues la explotación sería a cielo abierto, se denominó “Previsión”. Poco después, también en 1901, el ingeniero de Tolosa Mariano Zuaznabar, que luego sería socio, registró la mina de lignito llamada “Los Hermanos” situada en Osaeta en las cercanías de Arrarats y en agosto de 1903 el mismo Segundo Berasategi registró a su vez otra mina de lignito llamada “Esperanza” también en Arrarats. La cesión por parte de Berasategi de los terrenos y concesiones diversas a la sociedad equivalía al valor de las cien acciones que quedaron en su titularidad.

La fábrica se construyó en la orilla izquierda del rio Larraun inmediatamente después de su unión con el Basaburúa aprovechando en parte las viejas instalaciones de Pastaola. Para el aporte de agua se arregló la presa del viejo molino de Apeziturri, aprovechándose el canal hasta Izaldo desde donde, tras atravesar el rio en un sifón, se construyó un nuevo canal, paralelo pero algo más elevado que el antiguo, en la ladera. Este nuevo canal todavía está en uso y del antiguo quedan bien visibles los restos. Al llegar a Pastaola un gran tubo en un salto de casi 20 metros se adentraría en el edificio fabril para mover una turbina capaz de producir hasta 100 caballos de energía, fuerza empleada en mover una gran machacadora de piedra y diferentes cedazos para colar. Muy cerca algo elevados en la ladera del monte se construyeron cinco grandes hornos cilíndricos para calcinar la piedra caliza, hornos protegidos por una gran cubierta entejada sostenida sobre pilares de obra.

Los hornos con su cubierta y el tubo del salto hidráulico. Foto: J. Altadill

La caliza procedía de la cantera Previsión de Itsaso y llegaba a la fábrica en los cestillos de un larguísimo cable aéreo de algo más de 4 kilómetros de longitud, probablemente el cable de transporte más antiguo de Navarra.

Plano del cable aéreo desde la cantera de Itsaso hasta Pastaola. Archivo General de Navarra

El carbón mineral o lignito para alimentar los hornos se traía desde las antes citadas minas Los Hermanos y Esperanza de Arrarats y la más cercana de San Carlos en Kaxarna, cerca de Latasa. Desde la base de los hornos una pasarela de madera servía para llevar la caliza recién calcinada hasta el edificio propio de la fábrica.

El edificio principal de la fábrica Foto: J. Altadill

Este estaba formado por tres cuerpos adosados, los laterales algo más altos cada uno de ellos con tejado inclinado a una sola agua. La entrada principal, protegida por un tejadillo se situaba en el cuerpo central y uno de los laterales citados, el más al sur con un amplio mirador se dedicaba a vivienda y estancia de los obreros, contando con varias habitaciones, cocina, comedor, aseos comunes. En la nave del norte los distintos espacios se ocupaban para el machaqueo, los recipientes para “matar” la cal, el envasado etc. Una de las estancias del cuerpo central servía de laboratorio de pruebas, con su densímetro, aguja de Vicat para medir la velocidad de fraguado, balanza para probar la resistencia del cemento según los días de realización del bloque etc. Antes de iniciar su actividad en 1905 es sabido que Cementos de Basaburúa solicitó reparar y poner en marcha el salto de Zegarrain, presa y canal que discurría por el acueducto paralelo a la carretera. No está bien documentado si finalmente llegaron a arreglarlo y ponerlo en marcha. A la nueva instalación fabril se accedía desde la carretera a Pamplona siendo necesario un puente de nueva construcción para atravesar el río Larraun. Por debajo de su puerta principal un pequeño canal de unos 150 metros desaguaba el sobrante en el río Larraun.

Con la fábrica a pleno rendimiento, en 1911 se comenzó la construcción del ferrocarril del Plazaola que iba a unir las poblaciones de Iruñea y Donostia. El difícil trazado de este tramo por el estrecho valle del río Larraun entre Irurzun y Muguiro, obligó a que, al llegar a Pastaola, la vía atravesara sus instalaciones, entre los hornos y la propia fábrica e inmediatamente después requiriera la construcción de un puente-viaducto de dos ojos para superar el río Basaburua. Al menos dos pequeños túneles por debajo de la vía unirían ahora la zona de los hornos con la fábrica, permitiendo desmontar la primitiva pasarela aérea de madera.

El Plazaola atravesando la factoría. Foto: J. Altadill

Sin embargo, aquel gran proyecto no iba a tener un largo recorrido. En aquella primera década del siglo XX, se comenzó en nuestro entorno la producción del nuevo cemento portland que rápidamente se generalizó, como decíamos, dada la gran mejora que suponían sus propiedades. Las pequeñas plantas productoras de cemento natural se vieron, de este modo, superadas por las grandes factorías de portland, en Olazagutía, Añorga o Lemoa y tuvieron que abandonar su producción, como así ocurrió en Pastaola en 1920.

Plano de situación. VME

Víctor Manuel Egia Astibia

  • * Este reportaje se continuará con su segunda parte:  Pastaola (II)  La Electro Química San Miguel
  • https://ondaregia.com/pastaola-ii-la-electro-quimica-san-miguel/